viernes, 29 de agosto de 2008

Polecía o Poesial (basicamente poesía policial)

Presentamos a continuación el poema que obtuvo el primer puesto en el certamen "los valientes que conforman las fuerzas, también tienen derecho al arte":

¡Oh!, firme un mediodía a las catorce y cuatro de la tarde,
formado de espaldas al ministerio,
cuando tú, una femenina de aproximadamente treinta años,
te aproximaste al lugar de los hechos,
y en clara actitud criminal,
arrojaste una molotov contra el carro - hidrante - .
Que siniestro de gran envargadura,
para un oficial de servicio,
no el fuego que me rodea,
sino el que se propaga por dentro.
Pero mi sentido del deber está primero,
y tomando el bastón reglamentario,
procedo a reprimir mi sentimiento,
y descargo un golpe sobre tu cabeza,
reduciendote en el acto.

sábado, 23 de agosto de 2008

Paranoia cuántica.

Quizás no parezca demasiado espeluznante. El flaco iba por la calle y levantó un chuker que parecía cerrado. Tenía el plastiquito de seguridad intacto, no parecía haber sido abierto y la fecha de vencimiento estaba en orden. Se agachó a levantarlo, sintió como el frío se le metía por la espalda al correrse el buzo que llevaba puesto y sonrío por las cosquillas. Su cabeza con resabios diecinuevistas, sin tener siquiera noción o un grado mínimo de conciencia de ello, tuvo que encontrarle en seguida una explicación racional a eso. El absurdo es un arma de destrucción masiva para este paradigma, y si un chuker cerrado, y nuevo, en la vereda de una calle de barrio no tiene razón o sentido, podría abrir una brecha, hacer caer al universo entero: alguien fue al almacén, compró varias cosas - de haber sido solo ese producto, difícilmente se hubiera caído -, quizás la bolsa estaba rota... la cosa es que se le terminó cayendo y terminó a mis pies. Simple, pero eficaz, el universo respira con alivio; está a salvo de momento.
El envase cilíndrico cae dentro de una mochila, tras ser revisado una vez más hasta constatar que efectivamente se encuentra cerrado.
El flaco camina distraídamente por las veredas semidestruidas del barrio. En cada baldosa pareciera haber algo inexplicable, alguna contradicción. Esta nueva amenaza contra el orden instaurado se muestra mucho mas nociva, brutal. Apura el paso para no pensar. El frasco de chuker empieza a golpearse con unos pocos objetos en el interior de la mochila. Su mente vuelve a él. Su mente tiene fiebre. Su mente tiene resabios diecinuevistas, sí, pero existe en el veintiuno - atravesando todo el veinte -. Su mente es conciente de las infinitas posibilidades, intuye los principios de la física cuántica.
Podría ser algo con apariencia de envase de chuker pero que no lo fuera. Quizás hasta una intervención artística, alguna confección como las de Warhol, alguien lo espía y estudia sus reacciones. Podría ser. Pero tiene que seguir, hay tantas explicaciones posibles, factibles. Tal vez esté alucinando, no hay chuker; o soñando. Sin quererlo desarrolla y reelabora cientos de teorías acerca de la percepción, realidad y surrealismo. Y sigue. Está la posibilidad de que el chuker en su interior esté adulterado, manipulado por algún laboratorio que realice pruebas clandestinas. De ser así, él y toda su familia sufrirían mutaciones, serían rastreados y monitoreados. Se alarma, mira a su alrededor y no ve a nadie sospechoso; podría ser cualquiera. Abre la mochila y toma el chuker dispuesto a deshacerse de él. Pero ya tiene sus huellas. Además, quizás alguien lo arrojó deliberadamente para volver loco a quien lo tomase, y de soltarlo se perdería la posibilidad de disfrutar de este producto - que no le costó nada -, y el perpetrador de esta maniobra saldría ganando.
Considera que tiene algo de tiempo para meditarlo. Se sienta en un banco. Enciende un pucho.

domingo, 3 de agosto de 2008

...

Correr al horizonte,
por su poción; elixir.
Pies fugaces, fosas abiertas:
asfixia sin aire rompiente,
sin zurco, sin carrera.
Velocidad. Vértigo.
Hambre de más horizonte,
de movimiento, de ruedas,
de péndulos y engranajes,
esferas y agua fluyendo.
Estatismo cancerígeno,
sombra asesina en delay,
apenas por detrás,
a un traspié de distancia.
Desenvainar un plumín,
herir a la sombra;
hemorragia negra,
torrentes de tinta china,
salpican,
ensombrecen,
opacan,
obscurecen,
abducen.
Correr más rápido,
al oeste,
ganarle al aterdecer,
intentar, al menos.
Inútil.
Noche, la sombra se adelanta:
Frío, miedo.
Perdido y solo.
Encendedor y puchs.
Culo en tierra húmeda,
espalda en piedra,
resplandor y humo,
inhalar más humo,
ahogar a la noche,
para que no duela,
para que no ría,
para que no derrame más tinta,
quizás vino,
amargo,
espeso,
amigo.