lunes, 30 de junio de 2008

Consenso

Ortencia no se decide. Piensa que es mejor así. Lo mismo parece sucederle al resto del comité. ¿Cómo estar seguros? Una vez que se consensúe ya no habrá forma de saber si estaban en lo cierto o no. Cosa curiosa, aunque sabida, ¿no son así todos los concensos?
La discución da vueltas, con esa cirularidad bizantina de la indesición constante, conciente. Unos opinan tibiamente, a la espera de que otro refute con la misma tibieza; el código, aunque tacitamente, ya está establecido. Ortencia opina, en un ataque de desesperación por salir de esos túneles discursivos, que lo mejor es tirar de las aletitas del costado suavemente, pero de un solo tirón, y apostar un par de hombres debajo por si el caramelo llegase a saltar.
Gran horror en la sala: la estrategia parece inteligente, algo moderada pero eficaz. Unos viejos balbucean algo imperceptible. Nadie sale a contrariar. Con gran pesar, se designa un pelador, y dos receptores. Ortencia se encargará de dirigir la maniobra.
Se forma un círculo humano y, en el centro de la ronda, la directora se prepara para dar la orden al trío temeroso. -Adelante. - El muchacho tira de las aletas con sumo nerviosismo. El centro rota sobre su eje horizontal hasta desenroscarse y exponer el cuerpo brilloso del caramelo. Un espasmo violento recorre el cuerpo de los receptores, quienes experimentan un súbito alivio al ver que el caramelo quedó pegado en parte al papel y no cayó.
Ortencia estira su mano derecha, lo toma entre su pulgar e índice con gracia y delicadeza venusiana, lo contempla con algo de regocijo y pudor, y lo deposita en su boca. Sus dedos sienten el tacto de la lengua al soltarla y quedan impregnados levemente con algo de saliva. Su lengua es suave, toda su cavidad bucal representa un contenedor aterciopelado que irá desgastando al caramelo hasta exinguirlo. El muchacho pelador sonríe al pensar cuánto le gustaría estar en el lugar de ese caramelo. El resto del comité casi no respira mientras aguarda y observa. Ortencia está ida; toda su concentración se haya en su boca. Finalmente levanta la mirada y sonríe.

domingo, 29 de junio de 2008

¿Lo último que se pierde es la esperanza? Realidad o Leyenda

El siguiente es un extracto del discurso del hombre del personal de limpieza de la decimoquinta conferencia internacional de nudismo en el tercer milenio.

"(...) No estoy de acuerdo con esta sentencia, tan arraigada en nuestras mentes occidentales, que puede de remontarse y encontrar sus orígenes, quizás, en el mito de Pandora y la apertura del ánfora de Epimeteo. Y en última instancia, no es más que una falacia la formulación de tal enunciado. ¿Como perder la esperanza? ¿Como perder el horizonte? Siempre va a estar, porque se trata tan solo de una abstracción, se entiende, ¿no? (...)
Henos aquí la única gran e irrefutable verdad: lo último que se pierde es la ropa interior; tal vez las medias."