domingo, 30 de noviembre de 2008

Derrotismo

¿Qué nos hicieron? ¿Y por qué? Salgan; salgan ya. Saquen toda su mierda, ahora mismo. Saquen su culpa, su autocompasión, saquen su cinismo, su forma rastrera de vivir, su lástima y su hipocresía. Saquen toda la sobrada cortesía que sembraron, saquen su cáncer y su veneno, sus espinas y lanzas. Desempálennos. Saquen sus astas de nuestros culos, sáquennos de sus huertas: no somos sus espantapájaros y no nos importan en verdad, sus buitres y frustraciones. Dejen de hundirnos la cabeza en su inmundicia y de hacernos creer que lo merecemos. Saquen ese mandato de poner la otra mejilla, el orto, o pedir de rodillas. Aún en esta noche, larga y espesa como crema empetrolada, aún hoy y ahora, lo exigimos, aún sin más sangre, lagrimas o moco para derramar. Estamos acabados, demasiado débiles para resistir o dar pelea; no importa, lo exigimos de todas formas, porque al menos tenemos una voz ronca y apagada, pero voz al fin, porque estamos cansados del inframundo, y preferimos no estar que seguir acá.
La conciencia es nuestra única arma. Solo tenemos eso, la noción de que estamos hundidos en un barro que no es nuestro, y que no lo queremos más. Tememos más seguir así que morir... ¡que digo! morir parece algo agradable al lado de esta tortura. La idea de yacer acostados, en paz, de cerrar los ojos, la nariz, y las orejas para no ver, oler o escuchar más nada de todo esto. Su estúpida morfina ya no nos ciega ni nos alivia, y su peste nos corroe muy de a poco. Basta.

Salgan de nosotros.

1 comentario:

m. dijo...

y quitarme de mí
y de mi mente
los anzuelos
que llevan mi nombre

(prenatal)
che, cuánta fuerza